Madrid no duerme. Madrid brinda. Y cuando cae el sol sobre la Gran Vía, cuando se encienden las luces en las terrazas y se activa ese cosquilleo social de “¿salimos esta noche?”, la ciudad se transforma en un mapa líquido de sabores, tendencias y cócteles que cuentan historias.

Las copas ya no son lo que eran. Se acabaron los cubatas clásicos y los combinados sin alma. Hoy la noche madrileña se mueve al ritmo de bebidas con personalidad, con estética, con discurso. Desde destilados artesanos hasta mezclas botánicas, del vino natural al vermut reinventado, la barra es ahora un lienzo de creatividad urbana.

 

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¿Quieres saber qué se bebe ahora en la capital? Aquí tienes la guía definitiva.

1. El resurgir de los cócteles: creatividad, autoría , moda y mucha foto en redes

Sí, el cóctel ha vuelto. Pero no como lo recuerdas. No es solo un cosmopolitan o un mojito mal mezclado. La coctelería de moda en Madrid tiene nombre propio, estética cuidada y paladar afilado.

¿Qué se está pidiendo?

  • Espresso Martini: intenso, cremoso, nocturno. Ideal para empezar la noche con energía y estilo.
  • Spicy Margarita: el clásico picante. Tequila, lima, sal… y un toque de chile o jalapeño que lo convierte en un cóctel con actitud.
  • Negroni sbagliato: amargo, elegante y con burbujas. Ideal para los que buscan algo distinto sin salir del terreno clásico.
  • Paper Plane: una joya cítrica y amarga a base de bourbon, Aperol, amaro y limón. Si no lo conoces, vas tarde.

Camarera en el Tula

¿Por qué arrasan?

  • Son fotogénicos. Se sirven con hielo tallado, en copas vintage, con flor seca o twist de naranja que pide a gritos una story.
  • Tienen historia: el bartender ya no solo agita, narra. Cada cóctel tiene un relato.
  • Son personalizables: puedes pedirlos con mezcal, con infusión de té, con sirope de lavanda. La noche es tuya.

2. Mezcal y tequila: del chupito al sorbo lento

Hubo un tiempo en que mezcal y tequila eran sinónimo de “fiesta loca”. Hoy, esos tiempos quedaron atrás. El paladar madrileño ha madurado, y estas bebidas mexicanas han conquistado las barras con fuerza, pero desde otro lugar: el del respeto, el ritual y el gusto.

¿Qué se lleva?

  • Mezcal con hielo y rodaja de naranja con sal de gusano: el clásico ritual oaxaqueño, ahora convertido en lujo urbano.
  • Tequila cristalino o reposado servido solo: sin limón ni sal, para saborear.
  • Cócteles con base de agave: margaritas ahumadas, palomas con pomelo natural o highballs con soda artesanal.

¿Qué ha cambiado?

  • El mezcal ha pasado de “alternativo” a “sofisticado”. Ya no se bebe para emborrachar, sino para sentir.
  • El consumidor busca origen, denominación, tradición. Se pregunta por el maestro mezcalero, por la planta, por el método de destilación.

coctel margarita

3. Vinos naturales y sin postureo

El vino también se ha quitado el traje y la corbata. Hoy se bebe en copas grandes, en barras informales, y se habla de acidez volátil, de maceración carbónica y de levaduras salvajes sin miedo.

¿Qué es tendencia?

  • Vino natural: sin sulfitos añadidos, sin filtrar, con mínima intervención.
  • Vino naranja: vinos blancos macerados con pieles, con un color cobre y sabores entre lo oxidativo y lo floral.
  • Pet-nat: burbujeante, fresco, con toque funky. Ideal para quienes buscan algo entre el cava y el kombucha.

¿Por qué gusta?

  • Es auténtico, a veces imperfecto, pero siempre con carácter.
  • Se asocia con gente curiosa, creativa, que quiere beber distinto.
  • No hace falta saber de enología: solo ganas de explorar.

4. Mocktails y cócteles sin alcohol: placer sin resaca

Salir ya no es sinónimo de beber hasta perder el control. Cada vez más madrileños apuestan por el disfrute sin alcohol, y los bares se han puesto las pilas con una nueva categoría: los mocktails.

¿Qué se sirve?

  • Cócteles de frutas con amargos y especias: pensados para el paladar adulto, no zumitos con hielo.
  • Fermentados suaves: kombucha casera, kefir de frutas.
  • Destilados sin alcohol: ginebras botánicas 0.0 con tónica de autor.

¿Qué lo impulsa?

  • La conciencia de salud y bienestar.
  • El gusto por el sabor sin efectos secundarios.
  • El deseo de no quedarse fuera del ritual social aunque no bebas alcohol.

Fiesta en Bodeguita

5. Highballs y combinados minimalistas

La sobriedad también es tendencia. Pero no en el sentido de “aburrido”, sino de sofisticación sin ruido. Los highballs —combinados simples, con mucho hielo y sabor limpio— están conquistando la noche madrileña.

Ejemplos que están de moda:

  • Whisky + soda japonesa
  • Vodka + agua tónica con twist de limón
  • Ron añejo + ginger beer
  • Ginebra + agua de coco

¿Qué tienen en común?

  • Equilibrio y elegancia: el alcohol no abruma, los sabores no compiten.
  • Ideal para noches largas: puedes beber más sin perder el norte.
  • Refrescantes, ligeros y estilizados

6. Aperitivos que se quedaron para siempre: vermut, amaro y bitters

Lo que empezó como una moda de tardeo, se ha convertido en una religión urbana. El vermut ha mutado en bebida versátil, nocturna, incluso sexy.

Lo más pedido:

  • Vermut rojo con sifón y piel de naranja
  • Americano (vermut + Campari + soda)
  • Spritzs reinventados con amargos nuevos

Y más allá del vermut, aparecen licores italianos como el Cynar (a base de alcachofa) o el Fernet-Branca, bebidas que hace unos años eran “de abuelos” y hoy son puro cool.

Chicas en el Tula

7. El factor “wow”: bebidas con performance

La experiencia también se bebe. En algunos locales madrileños, la bebida no solo se sirve: se representa. Hablamos de cócteles que llegan envueltos en humo, dentro de esferas de cristal, con elementos que brillan en la oscuridad o que cambian de color con el PH del cítrico.

¿Por qué funciona?

  • Insta-worthy: cada cóctel se convierte en contenido.
  • Sensorial: olor, textura, temperatura… todo suma.
  • Narrativo: no solo bebes, vives una pequeña historia líquida.

8. ¿Y qué pasa con las cervezas?

La cerveza no se ha quedado atrás. Madrid vive un momento craft intenso, con cervezas de autor, colaboraciones entre cervecerías, y tiradores con rotación constante.

Las más buscadas:

  • IPAs florales o afrutadas
  • Sours con fruta tropical
  • Lager artesanales con lúpulo local
  • Cervezas oscuras tipo porter o stout para la noche

Incluso los que no eran cerveceros han empezado a pedirlas por la variedad de estilos, el diseño de las etiquetas y el ambiente relajado que traen consigo.

Fiesta sorpresa B12

9. Globalización líquida: sabores del mundo en la barra

La multiculturalidad de Madrid también se bebe. Cada vez es más habitual encontrar tragos de raíces africanas, asiáticas o sudamericanas reinterpretados con ingredientes locales.

Algunos ejemplos:

  • Caipiriña de maracuyá con ron agrícola
  • Cóctel de sake, pepino y menta
  • Batidas brasileñas de coco con vodka
  • Lassi con vodka especiado

Porque la noche de Madrid no tiene fronteras.

Conclusión: beber en Madrid ya no es rutina, es cultura

Salir en Madrid se ha convertido en una experiencia sensorial, cultural y emocional. La bebida ya no es solo combustible social: es una forma de expresión. Se elige con criterio, se comparte con entusiasmo y se vive como parte del plan, no solo como acompañamiento.

¿El futuro? Probablemente más sostenible, más local, más creativo. Pero sobre todo: más consciente y con más alma.

Así que la próxima vez que salgas de noche, no pidas lo de siempre. Pide lo que te apetece de verdad. Prueba, pregunta, arriesga. Madrid te está esperando con una copa diferente.

Y quién sabe… lo que empieza con un sorbo puede terminar con una historia.

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